eISSN: 2172-9077

https://doi.org/10.14201/fjc201918203205

La ardua tarea de investigar sobre Comunicación
en España

Dr. Francisco-Javier HERRERO-GUTIÉRREZ

Profesor Ayudante Doctor

Universidad de Salamanca.España

E-mail: javiherrero82@usal.es

https://orcid.org/0000-0002-1362-7406

Fecha de recepción de la reseña: 24/03/2019

Fecha de aceptación definitiva: 01/04/2019

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RODRÍGUEZ SERRANO, A. y GIL SOLDEVILLA, S. (2018). Investigar en la era neoliberal. Barcelona: Universitat Autónoma de Barcelona.

Reflexionar sobre la investigación en Comunicación en España. Este es el principal objetivo del libro «Investigar en la era neoliberal. Visiones críticas sobre la investigación en Comunicación en España», editado por Aarón Rodríguez Serrano y Samuel Gil Soldevilla, y en el que se recogen textos de más de una treintena de profesores de referencia de España sobre una serie de cuestiones que están muy presentes en el mundo de la Academia. En una temática así, como no podía ser de otra manera, la ANECA está presente en el libro desde la propia introducción de los profesores Marzal Felici, Rodríguez Serrano y Gil Soldevilla.

Los investigadores españoles atraviesan una época en la que, de antemano, en el ámbito de la investigación en España, saben qué es válido y qué no lo es, porque la actual investigación se mide en términos cuantitativos: número de artículos publicados, número de artículos en revistas del JCR, número de artículos en revistas del SJR, número de citas recibidas… todo son números y números; apenas se entra a valorar el contenido o la calidad en términos que no sean cuantificables. ¿Somos conscientes de ello? En el capítulo escrito por Ramón Reig se realizar una aproximación a esta realidad.

Cualquier autor, desde el momento de la publicación de tal o cual artículo, sabe su peso curricular porque ningún evaluador se va a detener a leerlo y valorarlo desde un punto de vista crítico, interpretativo o cualitativo. El artículo equivale a un número. Y ese número tiene un determinado valor curricular. Y somos prisioneros de ello, nos guste o no.

Consecuentemente, la actual metodología de trabajo lleva a un sistema de producción muy rutinario, para tratar de buscar un tipo de productividad que sea aceptada por quienes tienen que evaluar. En la época actual, muchos investigadores, sometidos por el sistema, están enormemente preocupados por cumplir una serie de requisitos, necesarios para su progresión académica. Están más preocupados por investigar sobre aquello que será aceptado en el sistema que por investigar lo que realmente les gustaría por vocación; siempre hay que tener en cuenta la posibilidad de publicación si no se quiere que dicha investigación se quede en fuera de juego y acabe situada en una revista de «segunda división».

Pero… ¿es este el tipo de metodología que se debe seguir? ¿Es el que queremos? ¿O no nos queda más remedio que aceptarlo porque nos viene impuesto?

Es cierto que, al momento de investigar, el profesor trata de dar lo mejor de sí, de conseguir resultados que crea que pueden ser de interés para el conjunto de la Academia, para la propia sociedad (transferencia del conocimiento) pero no menos cierto es que, al momento de escribir, de buscar una revista en la que encaje su trabajo, lo pueda rentabilizar y situar en un determinado ranking. Por ello, entre las preocupaciones de partida se encuentra qué objeto analizar y a través de que metodología hacerlo pues sabe que ciertas temáticas acompañadas de determinadas metodologías tendrán más posibilidades de visibilizarse, de convertirse en «producto» susceptible de tener peso curricular. Reflexiones sobre ello son recogidas en el capítulo del profesor Canet Centellas.

A todo ello hay que sumar que cada vez hay que tener más en cuenta las posibilidades económicas de quien investiga pues investigar no solo no es tarea sencilla sino que tampoco es gratuita. Para empezar: se emplea tiempo, recursos humanos... Pero, como también se apunta con acierto en uno de los capítulos, el coste económico también está presente.

Dicho coste económico viene determinado por diferentes vías. Por un lado, el coste económico que pueda tener la propia elaboración de la investigación (recursos humanos, infraestructuras, materiales etc.) y, por otra parte, el coste económico derivado de la propia publicación: por un lado, la traducción si acaso es necesaria hacerla; en segundo lugar, cada vez con más frecuencia algunas revistas cuentan con tasas de publicación, para cubrir gastos de su personal; en tercer lugar, hay otras revistas que tienen una tasa para dejar el artículo en Open Access (OA).

También, ese coste económico repercute en que muchos profesores sean prácticamente precarios (pensemos en personal investigador en formación o profesores asociados…) y sufren más de la cuenta pues, a mayores, han de compaginar esas labores con las docentes y de gestión, en muchas ocasiones, llevadas a cabo por amor al arte.

Reflexiones sobre la empresa privada también se encuentran en este libro, aspecto tratado de forma directa o indirecta en varios capítulos. ¿Hasta qué punto determinadas empresas privadas están teniendo peso en la investigación en Comunicación en España? Y lo que es más importante: ¿Cuánto peso tendrán en no demasiados años? Muchos de estas empresas también crean sus propios rankings de posicionamiento de revistas y varios capítulos del libro invitan a meditar sobre este asunto nada desdeñable.

Sea de una u otra forma y con la finalidad que cada investigador estime, lo cierto es que en España se investiga y se produce. Así se destaca en otro de los capítulos, escritos por las profesoras Tur y Núñez, en el que se resalta el auge de los grupos de investigación.

Y aunque el libro hace referencia prioritariamente al ámbito de la investigación en Comunicación en España, también recoge la temática sobre la falta de consenso de estandarización de la calidad a nivel internacional; en uno de los capítulos, escrito por los profesores Díaz Nosty, Jorge Alonso, de Frutos García y Martínez García, por ejemplo, se hace una comparación entre España, Francia, Italia y Reino Unido.

Y este es, a fin de cuentas, un problema añadido pues esta falta de consenso queda reflejada no solo entre diferentes países sino a nivel puramente estatal. Basta con hacerse con los baremos para puntuar plazas en diferentes universidades españolas y veremos que el peso de la investigación no será nunca igual.

Por último, en el ámbito de la globalización, se recogen reflexiones sobre la internacionalización de las investigaciones realizadas en España.

En definitiva, estamos ante un libro de inexcusable lectura, sobre todo al tener en cuenta la expansión de la investigación en el ámbito de la Comunicación y el acercamiento que se está haciendo a mayor escala por parte de la Academia hacia una disciplina profesional que históricamente había tenido cierta dejadez. El libro trata de marcar unas pautas y conceptuarlizar determinados elementos sobre el devenir investigativo en este campo, a la vez que invita al lector a ser crítico y autocrítico en un mapa actual dominado por las revistas de impacto, los rankings y la medición de la calidad de los textos en función de las citas recibidas. Probablemente cada vez se investigue más pero… ¿se investiga mejor? ¿el sistema ayuda? Les invito a leer el libro y que saquen sus propias conclusiones.